Esta obra es un portal de energía en sí misma. Su combinación de azules profundos con toques dorados evoca la inmensidad del cielo y del agua, elementos que representan la fluidez, la calma y la conexión con lo divino. El dorado, con su vibración alta, actúa como un canal de expansión, simbolizando la abundancia, la iluminación y la sabiduría interior.

El movimiento en la pieza es incesante, como si la energía fluyera a través de cada trazo. Las formas orgánicas y las líneas en espiral sugieren continuidad, ciclos de transformación y la danza eterna del universo. El área superior, con tonos rojizos y texturas intensas, parece representar una chispa de despertar, un punto de activación de la conciencia.

Las palabras “Vortex”, “Energy” y “Gratitude” no son meras inscripciones, sino anclajes vibracionales que elevan la frecuencia del espacio donde se encuentre esta obra. Es un recordatorio de que la gratitud abre portales de transformación y que la energía que nos rodea es moldeable según nuestra intención.

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